miércoles, 14 de abril de 2010
Torso
• En la época clásica los griegos reprodujeron la realidad, basándose en las proporciones numéricas y aplicaron tres conceptos a las estatuas: la armonía de proporciones, el principio de diartrosis y la postura del contraposto.
• Fijaron como modulo la cabeza y, a diferencia de los egipcios, variaron el canon de belleza ideal del cuerpo humano con el transcurso del tiempo: durante el siglo V la proporción armónica fue de siete cabezas (Ej.: Doriforo, de Policleto), y en el siglo IV se elevó a ocho (Ej.: Apoxyómenos, de Lisipo).
• Concibieron el desnudo como un esqueleto perfecto, regido por la movilidad de las articulaciones; este principio de la diartrosis les hizo acentuar la división entre el tronco y las extremidades, y dentro del torso marcaron nítidamente los pectorales, la cintura y el pliegue inguinal.
• Rompieron con la ley de frontalidad al adoptar la postura de contraposto, donde una pierna actúa de sostén y la otra se flexiona, desnivelándose la línea recta de las caderas.
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